Hoy ha emprendido el extraño viaje David Bowie. Aquel que soñábamos inmortal, eterno, imperecedero, nos ha dejado. De repente nos sentimos huérfanos sin saber muy bien porqué. Mitad hombre, mitad Dios. Un ser humano tan extraordinario y excepcional que siempre pensamos que había venido de otro planeta donde la creatividad ilimitada era el opio del pueblo. Se apagó la estrella y, sin saberlo, fuimos testigos de cómo se iba oscureciendo. Mágica virtud de convertir la estremecedora realidad en una gran obra para celebrar por los siglos de los siglos.

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Aunque ya no lo volvamos a ver, él siempre estará. Sus múltiples manifestaciones artísticas y, sobre todo, su música han logrado trascender las barreras espacio-temporales, y las guardaremos en la tierra hasta el final de los días. Gracias. Gracias. Gracias. Has conseguido ser inmortal sin serlo. Con un nudo en el estómago y la piel de gallina cogeremos la estela, te anhelaremos y escucharemos hasta el infinito tu testamento ★.

«This is Major Tom to Ground Control. I’m stepping through the door and I’m floating in a most peculiar way. And the stars look very different today. For here am I sitting in a tin can far above the world. Planet Earth is blue and there’s nothing I can do.»