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Ariana Díaz Celma

He aquí otro de esos japoneses que vale poner en lo más alto del top ten de la ciudad. El primero de los motivos salta a la vista pues, por norma, siempre hay algún cliente de ojos rasgados entre sus comensales. No obstante, y a pesar de que el chef Kenji nació en el país nipón, la cocina tiene un punto de fusión mediterránea, que se puede apreciar a través de sus técnicas y los ingredientes occidentales, aspectos que no hacen más que sumar puntos a la creatividad de la carta. El lugar, austero y nada rimbombante, es el refugio ideal para aquellos que dan más importancia al contenido que el continente. Se trata, en definitiva, de un espacio que apuesta por la cocina japonesa de mercado con productors frescos y de temporada, desde recetas tradicionales japonesas poco habituales a platos más creativos con referencias mediterráneas. 

Pasemos a los hechos con nombre y apellidos para que te situes mejor. En Can Kenji puedes empezar con un tataki de bonito con salmorejo, tofu de hígado de rape con alga wakame y salsa ponzu o la témpura de calamar seco. Puedes seguir con su clásica caballa marinada en salsa de soja y sake dulce a la plancha, el secreto de cerdo ibérico con kimuchi, la lengua de vaca con espárragos a la plancha o la hamburguesa Can Kenji con foie. Por supuesto, no falta la sección de sushi, escueta pero deliciosa. Surtidos de makis y nigiris clásicos se combinan con otros platos como el pastel de sushi de langostino. Entre los postres son imprescindibles el tiramisú de té verde y Baileys, el pancake japonés Dorayaki de chocolate y el helado de azuki (judía dulce). Todo por alrededor de 25 euros.

Lo mejor, eso sí, es pasarse por el lugar al mediodía. Además del menú de mediodía al uso por 10,80 euros, es puedes buscar entre los degustación de 15,80, 18,80 o 20, 80. Un auténtico festival. Lo más.

Sobre el atrezzo del espacio, podemos decir que las paredes del Can Kenji están recubiertas de papel japonés washi tratado con distintos tintes naturales y cortado a mano para conservar la fibra. Sus creadores son los artistas japoneses Mari Ito y Hiroomi Ito. Este último es también el autor del biombo ‘Caballa’ que decora una de las paredes del restaurante, así como del resto de cuadros. De hecho, viene de la universidad Tokyo Geijutsu Daigaku, donde también se doctoró el diseñador Takashi Murakami.

Detalles




  • Dirección: C/Rosselló, 325 Barcelona