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Ariana Díaz Celma

Don Letts es al movimiento punk de finales de los años ’70 lo que Cleopatra al antiguo Egipto. Todo un estandarte de un fenómeno que, a sus 60 años, sigue relatando lo sucedido en tan breve periodo de tiempo a través de documentales y sesiones de Dj. Trabajó como selector musical en el mítico Club Roxy de Londres durante la primera ola del punk en Inglaterra e hizo colisionar el género con el reggae, dada la limitada cantidad de música punk disponible durante los primeros años del movimiento, fomentando la fusión de estilos. Con el tiempo, Letts también sería uno de los miembros fundadores de Big Audio Dynamite, la banda post-Clash del guitarrista Mick Jones. Director de cine y dj, además de magnífico selector musical en su programa Culture Clash Radio de la BBC cada domingo de 22:00 a la medianoche, Letts visitó Barcelona la pasada edición de In-Edit Beefeater, que además se volcaba este 2016 en el fenómeno punk, para presentar de nuevo un título ya familiar para el festival, Punk: Attitude.

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No eres nuevo en el festival. De hecho, en 2008, cuando aún no conocía tu trabajo, presentaste tu documental Punk: Attitude y después pinchaste en una fiesta un set muy reggae, algo que me sorprendió gratamente. Imagino que esperaba escuchar The Clash y Ramones. ¿Crees que tuviste algo que ver en la colisión del reggae y el punk en el Londres de finales de los ’70?

«Había muchos niños como Joe Strummer, Paul Zimmerman o Johnny Rotten que ya sabían de reggae antes de que llegara yo»

Sí, supongo que en gran medida es mi culpa que la gente asocie el reggae con el punk. Pero muchos no entienden el porqué del vínculo. En Inglaterra, antes de las fiestas punk-reggae, ya había una tradición de niños blancos de clase media que escuchaban música jamaicana: los skinheads. Me refiero a los skinheads originales, no su versión fascista. Esa distinción es muy importante porque, en el siglo XX, ser un skinhead significaba algo completamente diferente. A finales de los ’60 y principios de los ’70, era una mezcla de la cultura negra y la blanca. De hecho, el skinhead fue el primer movimiento multicultural en el Reino Unido antes del punk rock. Yo llegué después de eso. Había muchos niños como Joe Strummer, Paul Simonon o Johnny Rotten que ya sabían de reggae antes de que llegara yo. Lo que sí es cierto es que a mediados de los ’70 había muchos jóvenes blancos que no vivían cerca de nadie negro ni conocían a personas de raza negra. Y estas son las personas que yo convertí a la música jamaicana cuando venían al Roxy. Así que, sí, es mi culpa.

Empezaste haciendo vídeos con The Clash. ¿Cómo alguien conectado inicialmente al reggae se anima a salir con punks y se da cuenta de que su profesión es grabarles en vídeo y documentarlo todo?

Bueno, mis padres son de Jamaica pero yo nací en Inglaterra. Supongo que, según crecía, me di cuenta de que la música era la única forma alternativa de expresión; no había redes sociales ni videojuegos. Era la única escapatoria a un mundo alternativo. Los ’70 fueron tiempos difíciles, pero yo tenía el reggae para sentirme mejor. En cambio, mis amigos blancos no tenían a qué recurrir. La música popular de entonces era una basura; no se vinculaba para nada con el sentir de la calle. Así que decidieron crear su propia banda sonora, que fue el punk rock. Y así es cómo empecé a mezclarme con amigos como Joe Strummer o los Pistols, y todos ellos a levantar una guitarra. Y entonces pensé, «¡yo también quiero!».

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Por aquel entonces también eras mánager en Acme. ¿Cómo una tienda puede convertirse en el escenario de la escena underground? ¿Qué papel tuvo en el punk y el reggae? 

Cierto, en ese entonces yo trabajaba en una tienda en King’s Road en Chelsea que se llamaba Acme Attractions. En aquellos tiempos solo dos tiendas estaban de moda: la mía y Let it Rock, de Vivienne Westwood y Malcolm, que estaba a 200 metros. Los primeros ’70 estaban llenos de niños blancos desafectos que buscaban una alternativa donde no la había. Venían a pasar el rato a nuestras tiendas, y ahí el punk rock empezó a evolucionar. Les gustaba el reggae que yo ponía. Nuestro amor mutuo por la música jamaicana nos acercó, pero luego ellos empezaron a crear su propia música. Y creo que eso es lo más interesante del punk, que inspiró a mucha gente a coger algo: muchos cogieron una guitarra, otros cogieron cámaras, algunos incluso tijeras y se convirtieron en diseñadores de moda… De todo. Yo cogí una cámara de vídeo.

¿Cómo definirías el punk rock con conocimiento de causa a día de hoy?

El punk rock fue una subcultura muy completa, no sólo una banda sonora. Había cineastas punk rock, diseñadores gráficos, poetas, todo tipo de creadores. Y creo que por eso seguimos hablando de ello hoy en día, por su tremendo legado. Insisto, no fue sólo música. Acme fue caldo de cultivo para personas creativas que encontraron un vínculo común y se alentaron mutuamente. Nos volvimos más cercanos entendiendo nuestras diferencias. No había ningún gran plan, sólo estábamos haciendo lo nuestro y las cosas evolucionaron. Yo no sabía que 40 años después seguiríamos hablando de ello. De hecho es un gran problema porque algo nuevo debería haber pasado ya.

«La celebración del punk en Inglaterra se ha convertido en un ejercicio marketiniano y el punk rock se trato de esto, sino de empoderamiento e individualidad»

¿Por qué crees que está mal seguir hablando de ello?

La celebración del punk en Inglaterra se ha convertido en un ejercicio marketiniano y el punk rock no trata de esto, sino de empoderamiento e individualidad. Ahora no vemos eso por ningún lado. Por eso la gran pregunta que deberíamos hacernos es: ¿dónde está el punk rock de hoy?

Antes hablabas de Vivienne Westwood, otro icono de la escena punk. ¿Erais amigos? 

Sí. Solía pasar mucho tiempo con Vivienne y Malcolm en la tienda. Veíamos películas juntos. Recuerdo una vez que ella me llevó a ver a Lou Reed y es difícil decirlo ahora, pero en esos tiempos -yo con mis rastas y mi traje azul eléctrico y ella con su pelo pincho rubio- parecía que habíamos salido de Marte. En ese entonces no lo pensé, pero hoy lo recuerdo y joder… Es que ya no vemos ese tipo de individualidad.

«La situación económica tiene mucho a lo que responder cuando se trata de creatividad general en occidente»

¿Cómo te sentiste cuando Acme cerró?

Te diré qué es lo que me pone triste: la gentrificación. En todas las ciudades, la gentrificación representa que solo las grandes empresas pueden permitirse los alquileres de los espacios y por eso los centros de todas las ciudades son exactamente iguales. Tiene un efecto esterilizante. Cuando vengo a Barcelona quiero sentir que estoy en Barcelona. Es una pena que las corporaciones maten la individualidad.

¿Por qué crees que se ha perdido la individualidad? ¿Quizás porque nos hemos globalizado más?

Por muchas razones… Una de ellas la economía. Creo que para los jóvenes es tan difícil vivir, que no pueden permitirse pensar en ser creativos porque están tratando de pagar el alquiler y comer. Antes las cosas estaban complicadas, pero había maneras de circular alrededor de los problemas, como por ejemplo okupar. Hoy no se puede. En Inglaterra la gente vive con sus padres hasta los 30. Si haces eso, ¿puedes llegar a ser rebelde? Creo que la situación económica tiene mucho a lo que responder cuando se trata de creatividad general en occidente. Porque para mí parece que el punk rock nunca ocurrió. De hecho, tenemos una generación de jóvenes que son más conservadores que sus padres. Cuando crecíamos solíamos decir: «No confíes en nadie mayor de 30”. Ahora pienso: «No confío en nadie menor de 30».

Cuando crecíamos solíamos decir: «No confíes en nadie mayor de 30”. Ahora pienso: «No confío en nadie menor de 30».

¿Cuándo crees que el punk murió?

Después del punk rock vino el 2 Tone, que tuvo mucha influencia del punk rock y de la música jamaicana. Y lo genial de este género es que era muy político, muy social. Fueron muy inteligentes porque lo hicieron con música con la que podías bailar. Sabían que no podían aburrir a la gente joven. Había que cautivarlos y por eso hicieron esa música aunque estaban diciendo cosas muy importantes. Después del 2 Tone, creo que el fenómeno rave fue el principio del final, la verdad. Porque las raves no iban de escapismo, no eran políticas. Y de ahí fuimos en descenso. El último movimiento grande que recuerdo en el Reino Unido ni siquiera lo fue porque era pre-fabricado: el brit pop, que no era ni una subcultura. Era más naïve. Ya era el principio de toda esta nostalgia que ha invadido Inglaterra los últimos 60 años…

«El fenómeno rave fue el principio del final, la verdad. Porque las raves no iban de escapismo, no eran políticas. Y de ahí fuimos en descenso.»

¿Ha habido algo tan grande como el punk desde entonces? 

No. Hemos tenido estilos, músicas y géneros diferentes, pero nada tan completo. Si lo hubiera habido, estaríamos celebrando el aniversario de eso, y no lo estamos. Esto es un gran, gran problema. Cuando miras atrás es fácil identificar el punk. Sun Ra, George Clinton, Public Enemy… ¡Todo lo viejo es punk!

Sun Ra no es punk…

Sí que lo es, es jazz punk. Hay que entender que el punk rock no va de guitarras, ni siquiera va solo de música, existía antes de eso. Las películas de Buñuel tienen espíritu punk, el arte de Marcel Duchamp es punk rock. Es muy importante que la gente entienda eso porque entonces se darán cuenta de que tal vez podrían ser un/a médico punk rock, un/a profesor/a punk rock o incluso un/a político/a punk rock. El mundo necesita ese tipo de cosas más de lo que necesita a los músicos. Tenemos demasiados músicos. El escenario está a tope. Necesitamos algo más.

«El mundo no necesita a los músicos. Lo que necesitamos es un/a médico punk rock, un/a profesor/a punk rock o incluso un/a político/a punk rock»

¿Qué me dices de Gil Scott-Heron, también es punk rock?

También he hecho un documental suyo. Para mi es 100% punk rock. Creo que todo lo que me interesa, todo a lo que gravito, tiene ese espíritu.

Fuiste manager de The Slits, ¿qué te hizo confiar en esta banda y qué hicieron para que dejaras de trabajar con ellas?

Intenté llevar a The Slits durante un año, pero estaban demasiado locas, eran inmanejables. Las adoraba pero ese no era un rol hecho para Don Letts. No quería ser manager de la idea de otra gente, quería tener mi propia idea. The Slits fueron muy importantes para el empoderamiento de la mujer en Inglaterra. Siouxsie and the Banshees, X-Ray Specs… Todas ellas inspiraron a mujeres al norte y sur del país. Porque, antes del punk rock, las mujeres hacían los coros para los ‘cock’ rockers y de repente pasaron al frente, mano a mano con los hombres.

«Intenté llevar a The Slits durante un año, pero estaban demasiado locas, eran inmanejables»

Tu lugar hotspot favorito es…

Portobello Road en Brixton, donde crecí, y West London, donde ahora vivo.

Nunca pensabas que terminarías…

¡Haciendo cine! Tengo 60 años y puede parecer normal, pero pensar en un hombre negro metiéndose en cine en los ’70 era algo ridículo. Mis padres me dijeron que debía estudiar y ser cartero o conducir un autobús. Créeme, la idea de alguien negro haciendo algo creativo en los medios en una Inglaterra blanca no estaba en el radar. Se suponía que teníamos que estar limpiando las oficinas de los blancos, así que por aquel entonces nunca habría pensado que terminaría en Nueva York recibiendo un Grammy, por ejemplo.

¿Una canción que no puedes parar de escuchar?

‘Do you realize?’ de Flaming Lips. Es estimulante y devastadora a la vez.

Para ti ser Good2b es…

¡Ser el rey!