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Ariana Díaz Celma

Conocido con el sobrenombre de Kongo, el francés Cyril Phan es un artista autodidacta de arte urbano que se ha convertido en una de las figuras más representativas del graffiti. Más allá de ocupar paredes y muros de grandes ciudades de todo el mundo, sus dibujos cargados de color y energía se han expuesto en museos, muestras y

festivales internacionales. Miembro fundador del colectivo graffitero francés M.A.C., Kongo es también co-fundador de Kosmopolite, el Festival Internacional del Graffiti (Francia) considerado como uno de los más importantes de esta disciplina y una de las mayores plataformas de lanzamiento y promoción para jóvenes grafiteros de todo el mundo. Estuvimos con él en Barcelona con motivo de la colaboración que ha hecho con Hermès (haz clic AQUÍ para saber más). Un pañuelo que ya está disponible por 282 euros.

¿Cómo surgió el contacto con Hermès?

Fue hace unos cinco años. Estaba organizando el Eating Frog Tour en Hong Kong cuando se me acercó un hombre que me pidió que personalizara la gorra de su hijo. Al terminar le pregunté si era policía, pero la sorpresa vino cuando me dijo que trabajaba para Hermès. Fue un encuentro muy informal. Escribimos nuestros mails en posavasos para seguir en contacto. A los quince días me ofreció hacer el escaparate del aeropuerto de Hong Kong. En ese periodo trabajé mucho con Natasha Prienko, directora de escaparates. Más tarde surgió esta colaboración. Empecé trabajando sobre el pañuelo Lope hasta llegar al resultado actual.

¿En qué punto conectan tu trabajo y el de hermès?

Aunque la gente pueda pensar que nuestros mundos son diferentes, tenemos mucho en común. Para empezar el trabajo manual. No utilizamos ordenadores. También coincidimos en la búsqueda de la excelencia, pues yo también intento ser muy preciso en mi cultura. Para terminar, el símbolo del viaje, que está tanto en el logo de Hermès como en el mío. Hace años que viajo de un lugar a otro, no he esperado a Hermès para moverme. Además, por si fuera poco, los dos venimos de París y, aunque Hermès no está en la calle como yo, sí que tiene los escaparates en ellas.

¿Cómo crees que tu trabajo puede influenciar la imagen de Hermès?

No creo que lo influencie. Es tan sólo el encuentro entre un artista contemporáneo y una gran firma de moda.

El street art ha pasado de las calles a las galerías, museos e incluso a la alta costura. ¿Cómo sientes este desplazamiento? ¿Es positivo o ha hecho que el movimiento pierda su esencia?

Es cierto que empezamos en la calle pero, ¿deberíamos seguir en ella? Al principio no piensas en hacer dinero ni en colaborar con una casa como Hermès, pero ahora parece ser que lo que hacíamos en la calle es arte y que los mercantilistas se interesan por ello. Así pues, no es bueno ni malo, simplemente el orden de las cosas.

¿Cómo ves la evolución de tu trabajo desde que empezaste?

Mi trabajo ha cambiado mucho, empezando por la técnica, pues con la práctica he mejorado mucho. Además hoy tengo más vocabulario gráfico. El resto mi vida es igual: mismo barrio, mismos amigos…

¿Dónde te gustaría llegar?

Siempre he intentado vivir mis sueños más que soñar mi vida. De momento creo que seguiré así.

Tu hotspot favorito es…

El Museo de l’Orangerie. Me dio la inspiración para pintar frescos.

No puedes parar de escuchar en modo repeat…

Azrock, Demolisha’s Djayz, Daddy Mory, Raggasonic, Kerry James y Jahkingdom.

Prohibirías…

Muchas cosas. La pedofilia, las armas, los impuestos, la cocaína y la Coca Cola.

Nunca pensabas que terminarías…

Teniendo siete hijos.

Para ti ser good2b es…

Good to be the King, como decía la canción.