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Laura Milán

Elon Musk no da una últimamente. Por si no estaba dando que hablar suficiente desde que la empezara a liar con su adquisición de Twitter, ahora la controversial situación del multimillonario se tuerce aún más. Su empresa de neurología Neuralink, que básicamente desarrolla implantes cerebrales, se encuentra bajo investigación por maltrato animal. Y es que podría haber llegado a matar a unos 1.500 animales en tan solo cuatro años. ¿Nos sorprende? No mucho. Sigue leyendo, que te contamos. F: Elon Musk. © Mike Blake/Reuters

Neuralink ha cometido bastantes errores muy graves, como añadir un pegamento quirúrgico o insertar el tamaño incorrecto del chip en dichos animales

Parece ser que tener mucho dinero a veces no significa ser demasiado inteligente. Todos sabemos que son muchas las empresas de este tipo que realizan pruebas en animales antes de probarlas en humanos, pero tampoco hace falta pasarse. Algunos de lxs empleadxs de Neuralink se han hartado y han sacado a la luz declaraciones que ponen en peligro a la empresa y a Elon Musk, pero es que con razón. Por lo visto, han cometido bastantes errores muy graves, como añadir un pegamento quirúrgico o insertar el tamaño incorrecto del chip en dichos animales. Evidentemente, eso llevaba a que, o bien los animales fallecieran al instante, o bien tuvieran que ser sacrificados por los científicos involucrados.

Se supone que estos implantes cerebrales tendrían que empezar a implantarse en humanos en unos seis meses, tal y como presumía Musk en sus declaraciones públicas. Él mismo dijo que sería el que probaría el chip por primera vez. A ver si se atreve. Para rematar, no solo tiene entre manos gravísimas acusaciones de maltrato animal, sino que las declaraciones de estxs trabajadorxs confirman que trabajar con Musk es puro caos, y que el ambiente de trabajo es de presión constante. Abuso a todo gas.

Actualmente, Neuralink está siendo investigada por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, y solo deseamos que se haga justicia, porque por alguna razón, los ricos siempre acaban saliéndose con la suya.