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Con esta ola de calor que atraviesa la meseta cual flecha de fuego, la serie Les Affluents del fotógrafo de Montreal, Louis Perreault nos refresca y nos conduce a la calma del blanco y negro, a la fría quietud en la que dispara y detiene el momento preciso para que se asienta el poema. Su trabajo es mitad poesía metafórica, mitad fotografía. A falta de ríos y mares cerca, vamos a sumergirnos en los afluentes de Perreault.

Una muestra que habla de la ternura del tacto y la calma que la soledad escogida puede regalarnos

Louis Perreault vive y trabaja en Montreal. Fundador y codirector de Les Éditions du Renard, también es profesor de fotografía. Su trabajo explora la relación sentimental que tenemos con los lugares y nuestra relación personal con la geografía. Sus series suelen seguir el formato de registro de periplo personal, como una guía de viaje que está profundamente enraizada con lo poético de las cosas. Sus proyectos a menudo terminan en libros que el mismo autoedita.

Uno de los significados de afluente es el de arroyo o río secundario que desemboca o desagua en otro principal. Así concibe esta serie el fotógrafo Louis Perreault, como una metáfora en la que va siguiendo el agua narrando cómo suceden los fenómenos mágicos, proponiéndonos un refugio contra la erosión de una vida poética. En palabras del propio artista, la serie son «ríos, estos puntos de confluencia, estos flujos emocionales, estos contactos repentinos y estas trincheras de egoísmo que crean, a través de algunos fenómenos mágicos, un refugio contra la erosión de una vida poética».

Una muestra que habla de la ternura del tacto y la calma que la soledad escogida puede regalarnos. El agua, al margen de ser un elemento del que se sirve para proyectar poeticismos es también algo que usa estéticamente para transmitir la sensación final de estar vivo.

Puedes seguir su trabajo aquí.