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Ariana Díaz Celma

Javier Bonet ha aplicado su buen gusto y su experiencia como consultor gastronómico en la Sala de Despiece, una reinterpretación del clásico bar de barrio con un aire vanguardista que triunfa. Una carta muy sencilla, materia prima de calidad y una potente decoración son las claves del éxito de este bar con espíritu de restaurante, que rinde homenaje a las carnicerías y pescaderías de toda la vida.

La decoración, sin duda, está muy conseguida. Podrás ver herramientas de carnicero como por ejemplo cuchillos, tijeras o ganchos para colgar la carne estampados en la pared. Eso sí, todo hecho con tan buen gusto que no resulta desagradable sino todo lo contrario. La protagonista del local es la gran barra, que emula una mesa de despiece de un matadero y que los comensales comparten sentados en taburetes. Desde ahí podrás ver la carta que cuelga del techo. A un lado no faltan cajas con productos frescos, igual que si estuvieras en un mercado.

El menú es básico y tradicional y va desde marisco hasta solomillo, pasando por unos ricos huevos fritos. En la carta puedes ver la cantidad del plato, el precio y el origen del mismo, como por ejemplo las gambas blancas de Huelva 100gr a 5 euros o el pulpo gallego 150 gr a 8 euros. En cuanto a la carne, toda llega directamente de la Finca Jiménez Barbero de Colmenar Viejo, asegurando una calidad de primera.

La Sala de Despiece  se ha convertido en un imprescindible de los foodies de la ciudad, atraídos por la calidad del producto y el divertido ambiente. ¿Quieres probarlo tú también? Por unos 25 euros por cabeza puedes.

Detalles

  • Dirección: C/ Ponzano, 1 Madrid