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Sara Rodero

Resulta difícil hoy en día imaginar una cabecera de moda como Vogue repleta de fotografías de guerra. Nada más lejos de esto fue lo que sucedió en las ediciones británicas y americanas de la revista durante la Segunda Guerra Mundial. Sus imágenes llevaban una firma de mujer: Lee MillerTodas las fotos cortesía de Fotonostrum – Lee Miller Archives

Conocida por su vinculación en los círculos surrealistas, Miller mantuvo una relación con Man Ray. De este romance salieron fotografías experimentales (juntos inventaron la técnica de la solarización), a la par que una larga ristra de disputas sobre la autoría de las obras. Siempre bajo la sombra de su relación con destacados artistas, 2025 promete ser el año en que la figura de Lee Miller se dé a conocer por su legado artístico y documental, propio e indiscutible. Y no solo por el biopic protagonizado por Kate Winslet que llegará a los cines el próximo 7 de marzo. 

La muestra “Crónicas de guerra” en Fotonostrum Barcelona llega en el timing perfecto: nos ofrece un recorrido a través de 124 fotografías de una de las figuras más fascinantes del siglo XXI. 

«Es la primera exposición en Barcelona enfocada en Lee Miller como fotoperiodista y no alrededor de su relación con los hombres. Solo hubo 4 corresponsales de guerra mujeres durante la Segunda Guerra Mundial, todas ellas americanas. Lee era una de ellas”, explica Leonor Fernandes, comisaria de la muestra.

De musa a artista: la importancia de la figura histórica de Lee Miller

La carrera de Lee Miller estuvo marcada por la moda desde sus inicios. El mismo Condé Nast la descubrió paseando por las calles de la Gran Manzana y la fichó como modelo para Vogue. Pero Lee se empeñó en pasar de ser musa a artista y de aparecer en las páginas de la cabecera a firmarlas como fotorreportera. La revista había comprendido que, además de ser un medio de evasión para sus lectores, debía aportar a la causa y reflejar la moda que las mujeres, que se volvían a incorporar a puestos de trabajo tradicionalmente masculinos como ya habían hecho en la Primera Guerra Mundial, iban a lucir en fábricas, oficinas y otras industrias esenciales. “Chic resistente” se llamó la tendencia, capitaneada por el mono de trabajo y los zapatos planos. Vestir cómoda a la par que elegante en tiempos de guerra no estaba reñido.

Lee Miller se encargó de retratar esta moda pensada por y para mujeres, como en el fotoreportaje “Fashion for factories” publicado en 1941 en British Vogue, que se incluye en la muestra. Esta visión intrínsecamente femenina la acompañó como corresponsal de guerra en la Segunda Guerra Mundial, poniendo al frente del objetivo a pilotos mujeres, enfermeras u oficinistas en su pausa. 

@Lee Miller Archives

Miller unió la fotografía documental con el surrealismo; quizá la más conocida de sus instantáneas sea el retrato que le hizo a su compañero reportero David E. Scherman, que también se exhibe en Fotonostrum. Otra de las imágenes icónicas que no podían faltar en la muestra es la de Lee dándose un baño en la bañera del apartamento del Führer en Múnich, tras la victoria aliada, tomada por Scherman, y que la comisaria enfatiza que la película de Kate Winslet “reproduce muy fielmente”.  

La exposición aborda todas las fases del conflicto. La liberación de París fue capturada con un clima de júbilo y esperanza; la de los campos de Dachau y Buchenwald, de conmoción ante el horror. Sin embargo, la mirada de Lee al retratar a las mujeres colaboradoras con los alemanes siguió siendo respetuosa y no revanchista. “Entendía que en algunos casos podían haber sido fruto de la necesidad; de no tener con qué abastecer a sus familias” matiza la comisaria.

@Lee Miller Archives

Además de esta visión empática ante el conflicto, el archivo de Lee Miller supone una gran fuente documental de la época, que la fotógrafa dejó de lado tras su traumática experiencia en la guerra. Rara vez habló sobre ello. Fue su hijo, Anthony Penrose (fruto de su unión con el surrealista Roland Penrose) quien, mientras organizaba la casa tras la muerte de su madre en 1977, descubrió en el ático las fotografías, negativos y documentos que mostraban la liberación de los campos de concentración, los horrores del Holocausto y de una Europa devastada tras la guerra. Un verdadero tesoro documental. 

La mirada al conflicto de una fotorreportera con una vida excepcional, marcada por la reinvención y la resiliencia, que no te puedes perder, se encuentra hasta el 20 de marzo en Fotonostrum Barcelona.