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Paula Benítez

Mientras en la Tierra estamos ocupados luchando contra un virus, los avances fuera de nuestro planeta avanzan a pasos agigantados, especialmente en Marte. La vida humana en el planeta rojo está cada vez más cerca de convertirse en una realidad, y la última muestra de ello es el proyecto Ciudad de Nüwa. F: Imágenes del proyecto de la ciudad Nüwa por ABIBOO Studio. © ABIBOO Studio 

La ciudad se construirá de manera vertical en un acantilado, estará equipada con todo tipo de espacios y servicios y podría estar lista para entrar a vivir en 2100

Después de haber visto este proyectazo no nos cabe duda de que la vida en otro planeta es posible, y está cada vez más cerca de cumplirse. Detrás de Ciudad de Nüwa se encuentra el astrofísico del CSIC Guillem Angalada, que lidera un equipo español de investigadores que, junto al estudio de arquitectura ABIBOO Studio, han dado (o darán, si todo va bien) vida al planeta rojo. Según los cálculos, la construcción podría comenzar en el año 2054 y estar lista para colonizar en 2100.

El ticket cuesta 250.000€ e incluye una unidad residencial, acceso a todas las instalaciones y servicios vitales, comida y un contrato de trabajo

El lugar exacto escogido para esta ciudad es Tempe Mensa, una zona del hemisferio norte del planeta, y se construirá de manera vertical en un acantilado de un kilómetro de alto. No porque sí; esta disposición protegerá a sus habitantes de la radiación y de los meteoritos (muy importante), al mismo tiempo que permitirá que los espacios tengan luz. A nivel de diseño y estética, el estudio ABIBOO le ha dado un rollo futurista digno de película de ciencia ficción, aunque no por ello menos funcional. Además, a la ciudad no le faltará de nada: tendrá espacios verdes, zonas comunes e incluso universidades.

Vamos, que mudarse a otro planeta no pinta nada mal. Pero ahora es cuando viene la pregunta del millón: ¿a qué precio? Según han explicado a diversas fuentes, viajar hasta allí costaría 250.000 euros e incluiría el viaje de ida, una unidad residencial, acceso a todas las instalaciones y servicios vitales, comida y -atención- un contrato de trabajo vinculante para dedicar tiempo a alguna de las tareas asignadas por la ciudad. Nosotras ya nos estamos visualizando en Marte, ¿y tú?