By
Bru Romero

Muchos se quejan de que en esos sitios molones donde la música invita al primer copeo que la oferta gastronómica, ese “algo para picar” que tanto nos gusta mientras nos entregamos a los líquidos como anticipo de nuestra alegría (perdón, nuestra exaltación de la alegría) y de una tarde noche de lo más festiva. Pues bien, parece que sus plegarias han sido atendidas (y las mías también) con Barbara Ann (sí, si lo dices rápido se te aparece Barnanarama), la nueva chica en el barrio que te pone buena música, buenas copas y, encima, te emboba con su oferta gastro.

Situada en uno de los barrios más bonitos (y de tronío) de Madrid y permitiendo a sus locales el que no se vayan a la cama muy temprano, Babara Ann es el lugar donde ser y ser visto adquiere otro nivel. Una coctelería de lo más moderna y cosmopolita, como sacada de cualquiera de esas pelis indies americanas que ves/vemos, donde el tiempo se detiene y la vida fluye divertida. Un punto de encuentro de lo más afterwork donde comenzar con unas cerves, seguir con unos combinados y brindar con más cócteles y copas. ¡Ah! Y entremedias picar, comer, o empapar ese alcohol de más.

¿Beber espectaculares combinados, comer ricos platos y bailar buena música en un mismo lugar? Barbara Ann te enseña que ¡sí se puede!

Un lugar canalla, demasiado cerca a Alonso Martínez para que lo consideremos como el perfecto antes de salir de fiesta o incluso cenar, y que decorado a medio camino de los 80 y los 90, seduce con ritmos de puro rock and roll mientras tu alma más festiva sale a bailar cualquier de la semana. Bueno, menos los domingos que hay que descansar. Una propuesta que nos pone las pilas y se gana al personal gracias a sus excelentes copas y combinados a los que le sigue una variada y rica propuesta de condumios que poder paladear al son de este ocio que da un paso más y al que se resisten muy, pero que muy pocos.

De este modo, a la vez que nos decantamos por un Bloody Mary o un Manhattan siempre podemos echarle el garfio a unos nachos artesanos con guacamole, cheddar fundido y tartar de tomate, unos nigiri de salmón noruego con mascarpone de trufa, ponzu y lima deshidratada, los pan bao de rabo de toro laqueado con salsa de kimchee y hierbabuena, sus patatas bravas coreanas con tajín y brasas, su ensaladilla clásica o un poke de salmón noruego con brotes y salsa hawaiana ahumado al momento, los tacos de cochinita pibil con guacamango y mahonesa de chipotle o su falso a banda de carabineros y chipirones y un tataki de atún rojo con alga wakame y salsa yakiniku mientras esperamos a la “crunchy raw burguer”… de tartar de solomillo por la que vale la pena entretenerse un poco.

Una experiencia culinaria y musical de lo más variopinta y que viene a callar las bocas de los que creen que saliendo de copas no te sirven nada sólido por si el hambre aprieta y que de ser así, no es de calidad. En Babara Ann demuestran que si la gente vuelve es por algo. ¿Lo pueden decir otros? ¡Brindemos por los Guns N’ Roses!

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