By
Ariana Díaz Celma

Hace ya unos meses que oímos hablar de la leyenda de Pepa Tomate, el nickname por el que se conocía a Pepa Farré, una barcelonesa aficionada a la cocina por allá los años ’20 del pasado siglo pasado. Dicen las malas lenguas que aprendió todo lo que sabía gracias a su madre y al maestro Rondissoni, y que trabajó en restaurantes clásicos de la época como La Maison Doree, Can Culleretes o el Glazier de la Plaza Real. No obstante, lo más característico de Pepa era su condición de ‘gracienca’, así como el huerto que tenía en su casa, en el que hacía crecer sus propios tomates. A partir de aquí se popularizaron sus sofritos, sus conservas y sus confituras, que le valieron el sobrenombre de Pepa Tomate, con el que ahora se le rinde homenaje con restaurante homónimo, del que sólo hemos oído elogios durante meses. Cuando la crew de good2b se sentó en sus mesas, entendió el porqué. 

El restaurante rinde homenaje al tomate a través de su decoración -miles de latas y hortalizas XL estampadas por las esquinas nos recuerdan la leyenda- y a la comida de siempre a través de su cocina. Sus recetas pretenden recuperar los sabores de antaño con una vuelta de tuerca, aunque sin perder la esencia de la cocina de tu abuela, bisabuela o hasta tatarabuela. Imagina. El lugar lo consigue con creces y más teniendo en cuenta la oferta del barrio en locales colindantes, pues se sitúa como único en su especie, a pesar de la superpoblación de restaurantes. Puedes empezar el manjar con la crudité de calabacín, tomate seco, parmesano y trufa -un acierto tan sencillo como sabroso- o con los curiosos buñuelos de espinacas con un toque de miel y acompañarlo por su coca de vidre. Puedes seguir con platos como el gratín de patata, mozzarella, jamón y trufa o el tataki de ternera de los Pirineos. También tienen un apetitoso apartado de bocadillos, en el que puedes encontrar desde la Pepaburger hasta la flauta de butifarra con pimientos de la Garriga. Los postres no se quedan cortos, ya sea con su tiramissú -muchos lo hacen pero pocos consiguen clavarlo- o con el divertido Recuerdos de Infancia, un dulce que hace honor a nuestros primeros años de vida, chocolatina Milkibar y potito incluidos. Cabe decir que Pepa Tomate no es sólo especial por lo entrañable de sus sabores, sino también por el esfuerzo que hacen con la presentación de cada plato, muy personal y que varía según lo escogido. 

Aunque la carta es un acierto total, se recomienda echar un vistazo a los platos del día, que toman forma dependiendo de la temporada, los productos que se encuentren en el mercado y la imaginación de su equipo, que no es poca.

Cada mediodía cuentan con una única fórmula casera de menú por alrededor de 10 euros, aunque también es posible pedir los platos de la carta, con la que puedes comer o cenar por alrededor de 25/30 euros.

Si quieres saber qué llevaba la mermelada de tomate de Pepa, aquí su receta:

*1 kg de tomate de pera

*500 g de azúcar de caña

*2 manzanas medianas

*1 rama de canela

*Un trozo de piel de limón

*Un chorrito de ron Negrita (opcional)

Preparación: calentar los tomates, pelarlos y sacarles las semillas. Cortar la carne a tiras y ponerla en una cazuela con el azúcar, la piel de limón y la canela. Cocinar a fuego lento durante dos horas y media. Añadir el ron antes de la cocción si sólo queremos aromatizar la mermelada y al final si queremos notar el sabor.

Detalles




  • Dirección: Plaça de la Revolució, 17 Barcelona