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Ariana Díaz Celma

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¿Recuerdas las esclavas en las que se leía tu nombre? Cierto, es probable que no lleves ninguna desde que hiciste tu primera comunión pero… ¿Y los collares de hilo con las letras plateadas en las que se podía leer Marcos o María? Sí, el mundo de la bisutería y los nombres propios cuenta con una larga trayectoria, que proponemos seguir con una versión algo más trendy del asunto. Esto es los Anygrams de Anya Hindmarch. Eso sí, el tema del naming es mucho más sutil aquí pues, como bien sabrás, un anagrama resulta de la transposición de letras en un mismo nombre. ¿Un ejemplo? De Lámina puede salir Animal y de Roma otros vocablos como Roma, Omar o Mora. 

La primera vez que vimos los Anyagrams fue en la semana de la moda de la moda de Londres, en su presentación de las colecciones AW13 y no tardaron ni cinco segundos en llamarnos la atención. De hecho, puedes ver la bombástica presentación en un vídeo bajo estas líneas. 

Los anagramas cuentan con una larga historia. La primera noticia que tenemos de ellos fue 600 años antes de Cristo, cuando el matemático y filósofo Pitágoras los usaba para descubrir significados filosóficos profundos. Ya en el siglo V A.C. también fueron utilizados por el poeta griego Lycophron. Ya en el período de los romanos, fueron usados de forma profética y mística. 

Puedes jugar con tu nombre y ver qué da de sí con un click aquí.  Puedes hacerte con él en Colette a partir de 26 de agosto con un clic aquí.