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Ariana Díaz Celma

Puede que Albert Martau no haya inventado la cocina relacional, pero bien merece el mérito de haberla etiquetado como tal. Nos referimos a un tipo de cocina en la que enlazas con sentido alimentos que, a priori, nunca habríamos imaginado en una misma receta. ¿Ejemplos? Platillos como las anchoas con espuma de parmesano o los espárragos blancos con textura de ajo caramelizado, así como platos del tipo steak tartar con espuma de cerveza o gambas con doble textura de berenjena, miel de romero y fresa natural a modo de salsa. La relación también la encontramos en los olores, algunos de los cuales nos llevan a la mesa de nuestra abuela, la misma que nos cocinaba conejo hecho al horno con sus hierbas y con patata -con esencia de aceites para la ocasión- o una lubina al horno, que Albert reinterpreta con aceites de limón, naranja y espuma de plátano y membrillo. Una carta que toma los sabores clásicos y los reinterpreta con relaciones entre alimentos poco tradicionales.

Albert Martau propone una cocina en la que se relacionan alimentos que, a priori, puede parecer que tengan poco en común

No es de extrañar, pues, que entre los postres encontremos un pastel de tomate con espuma de albahaca, pera glacé con arroz de leche de coco y canela o una coca de whisky. A propósito de este último dulce, a Albert Martau le debemos también genialidades como el bocadillo de gintónic, que aunque no está en la carta bien sirvió para trazar una buena amistad en su día con Quim Monzó, cuando le recomendaron dejar de beber alcohol. Con un menú de tales características, no es difícil imaginar que Martau siempre haya sido un artista, un chef autodidacta que ha aprendido con eso del base-error y una intuición muy fina, que le ha llevado a hacer cáterings para eventos como el World Mobile Congress o festivales como el Sónar.

Este nuevo hotspot, un lugar muy a tener en cuenta entre los vecinos del Eixample, debe su nombre a las carboneras que hay en su sótano, las mismas que abastecían de carbón al barrio por allá 1400 y que permanecen intactas. Es en este espacio donde también uno puede tomar copas en un ambiente distendido mientras ve un monólogo o algún concierto si la programación funciona.

El precio medio de la carta de Les Carboneres es de 25-35 euros, dependiendo de la bodega con la que se decida regar el manjar. Cuentan también con un menú de mediodía por 17 euros y otro degustación, sólo apto para golosos incontestables, por 89 euros, que supone un repaso a una carta hecha con mucha imaginación.

 

Detalles




  • Dirección: C/Girona, 118
  • Horario: L-S 13:30-16:00 20:30-01:00| D Cerrado
  • Teléfono: (+34) 93 269 49 37
  • Tipo: Restaurante
  • Web: http://www.lescarboneres.com