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Estas piezas que hoy te presentamos bien podrían ser el resultado de una reacción química o incluso una bacteria que ha llegado a dimensiones insospechadas. Esta es la intención de su creador, el belga Maarten De Ceulaer.

Cada una de las sillas, sillones y otomanas que forman la colección están inspiradas en los procesos naturales de la mutación de las células y diseñadas a mano. Están realizadas en espuma, revestidas con un acabado aterciopelado, un material que las convierte en asientos perfectos para reposar.