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Nora Muixí

Sí, también hemos escuchado incontables veces el nuevo disco de Beyoncé. Ya no solo porque nos hace bailar sin parar, sino porque también nos hace pensar. ¿Quién no se preguntó cómo iba a renacer este mundo que se hundía por momentos cuando empezó la pandemia de la COVID? Pues Beyoncé se encerró en su estudio durante un año y medio y decidió que su música estaría al lado de la evasión. Por eso, Renaissance nos invita a bailar, salir y ser unx mismx. Igual que lo han hecho el voguing, la música disco, el bounce de NOLA, y el twerk. A partir de todas esas comunidades y familias que siempre han necesitado recrearse para esquivar una sociedad racista y heteronormativa. Las canciones que componen Renaissance nos lo cuentan. F: Imagen promocional del álbum ‘Renaissance’ de Beyoncé (2022)

Dentro del universo Renaissance encontramos doce iconos negrxs y queer que han inspirado la creación de este álbum de 16 canciones

Dentro del universo Renaissance encontramos doce iconos negrxs y queer que han inspirado la creación de este álbum de 16 canciones. Por ejemplo, Big Freedia, que aparece en el inicio del tema BREAK MY SOUL y popularizó el NOLA bounce, un subgénero del hip hop con el cual la comunidad afroamericana LGTBIQ+ de Nueva Orleans empezó a bailar twerk en los clubs y a crear espacios seguros. La artista también ha contado con la mismísimx Grace Jones en su décimo tema MOVE, que gracias a su belleza andrógina, sus frecuentes apariciones en clubs LGBTIQ+ y su resistencia a las etiquetas se convirtió en un icono queer de las ballroom. ¿Y PURE/HONEY? El tema es una referencia a la famosa canción Miss Honey de los 90, que popularizó a la performer drag jamaicana conocida como Moi Renée y que forma parte de la historia queer negra y latina de EEUU. 

A medida que pasas de canción, Beyoncé no deja de sorprender. En CHURCH GIRL, la artista nos muestra su lado más íntimo que podría reflejarse con el de otras mujeres; reconociendo sus altibajos y haciendo alusión a la fiesta como espacio de liberación. A partir de la frase «Church girls acting loose, bad girls acting snotty«, habla de las chicas creyentes que también salen a bailar, son presumidas y se sienten libres. El estribillo ya lo dice todo: «Let it out, girl. I do that dance like you came up out the South, girl«. No podía elegir otra base que no fuera de música bounce para hacer referencia a las mujeres del sur, las primeras en bailar twerk en los clubs. 

Portada del disco Island life, de Grace Jones.

Igual si nos quitamos la venda, nos damos cuenta de que muchas superestrellas de la música toman géneros musicales que forman parte de subculturas que anteriormente nunca habían sido reconocidas mundialmente por la marginalización social en la que se ven envueltas. El voguing está de moda, aunque Beyoncé no lo ha hecho tan mal. La artista lleva recuperando el legado afrodescendiente en todas sus obras. ¿Cómo? A partir de un proceso que honra el pasado y pone las violencias a la vista para imaginar un futuro posible. Además de hacer referencias y contar con la colaboración de iconos queer y negrxs que enriquecen y dan un sentido a todas las canciones del nuevo álbum. Asimismo, la artista ha reconocido que ha dedicado el disco a su tío Jonny que murió de VIH, como muchxs de los que originaron toda la cultura a la que hace referencia Renaissance. Él fue la primera persona que le enseñó gran parte de estos géneros musicales y las culturas que los envuelven. 

Como buena obra de arte, las conclusiones y las impresiones son para gustos y colores. Este álbum podría interpretarse como una mirada al pasado con una perspectiva de futuro en un presente en el que se empieza a dar reconocimiento a esas comunidades que han trazado la música y la cultura de los clubs. Lugares donde el baile ha creado familias que se cuidan y se protegen. Quizás Beyoncé busca recuperar las pistas de baile como espacios de comunión donde cualquiera pueda brillar y ser feliz. Baila sus canciones y nos dices.