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Bru Romero

Pocas cosas hay tan de domingo como un vermú con un hielo (o dos) y una serie de raciones sobre la mesa. Un plan de lo más básico y tradicional que no por ser sencillo, deja sin palabras y al que muy pocos pueden resistirse. Por eso, ponemos rumbo hasta El Anciano Rey de los Vinos que además de local de solera más que probada es el punto de encuentro del que sabe lo que se hace, lo que se come y lo que se bebe. ¿Vienes?

Un clásico entre los clásicos, muy cerca de las Vistillas, con vermú de grifo… ¿qué más se puede pedir?

Que lleven sirviendo rico vermú desde 1909 y una cocina típica española basada en productos por todos conocidos y de una autenticidad que difícilmente se imposta no es lo único que ha hecho que El Anciano Rey de los Vinos siga abriendo semana tras semana. Un servicio que te hace sentir en casa y una clientela fiel como pocas ha permitido que este local tan castizo como el chotis se haya convertido en un activo indispensable de nuestro ocio. Un acogedor bar/restaurante que recuerda mucho más a una taberna por la que no pasa el tiempo y la garantía del buen sabor se mantiene.

Platos, raciones y tapas que no se olvidan de los callos a la madrileña, las croquetas de jamón, las tiras de pollo al cabrales (especialidad de la casa), las delicias de morcilla con manzana, los emparedados de calabacín, la ensaladilla rusa, el chorizo a la sidra, los chopitos y los calamares a la romana, las gambas a la gabardina, el pepinillo relleno, los huevos rotos con jamón o su empanada de bonito (por citar algunos).

Un punto de encuentro donde el pasado se enfrenta al presente y donde entre vinos dulces y secos y algún que otro pestiño, como postre estrella de toda la vida, recuperar aquello tan importante como las costumbres, un domingo cualquiera….

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